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Psiconeuroendocrinoinmunología.

Psiconeuroendocrinoinmunología.

La Inteligencia emocional como camino a la Salud.

“Una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células inmunológicas toman los químicos de la emoción. A través de indicadores somáticos podemos saber cuando una emoción es saludable o cuándo no lo es. Las emociones realmente destruyen nuestra salud. Son tóxicas cuando no son buenas. Por ello desarrollar inteligencia emocional también es extremadamente sanador” – Stella Maris Maruso.

Hipócrates afirmaba que las enfermedades eran consecuencia de los desequilibrios de los "humores internos", y que pueden ser restablecidos con buena alimentación y con reposo del cuerpo y del espíritu.

Paste ur, que creía en el origen microbiano de las enfermedades, pasó media vida discutiendo con Claude Bernard, quien defendía la importancia del equilibrio del medio interno, acerca de este asunto para, en su lecho de muerte, darle la razón: "Bernard tiene razón. La semilla no es nada; el terreno lo es todo".

En los años veinte, los investigadores soviéticos Metalnikov y Chorine, habían empezado a trabajar en el condicionamiento de respuestas inmunológicas. Sin embargo, esta ciencia no comenzó a ser conocida hasta los trabajos de Ader y Cohen, en la década de los setenta, y la publicación de una monografía sobre el tema por parte de Ader, en 1981, Psychoneuroimmunology, New York Academic Press.


PNEI. Es la ciencia que estudia la relación entre la psiquis, el sistema nervioso, el sistema inmune y el sistema endocrino. Los componentes de la PNEI son los neurotransmisores, las hormonas y las citoquinas que actúan como moléculas mensajeras llevando información entre los sistemas nervioso, endocrino e inmune. Esta nueva rama de la ciencia nos muestra que la mente o la actividad del cerebro es la primera línea que tiene el cuerpo para defenderse contra la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, y alinearse a favor de la salud y el bienestar. Investigaciones recientes dan evidencia incuestionable de las interacciones mente- cerebro-cuerpo; a nivel molecular, celular y del organismo, que pueden impactar sobre la salud y la calidad de vida de los individuos.



Es el doctor Robert Ader quien es considerado el padre de la PNEI. En el año 1974 reescribió el mapa biológico del organismo y su descubrimiento -realizado en la Universidad de Rochester- causó un gran impacto cuando demostró que el sistema inmunológico podía condicionarse. Si se puede condicionar el sistema inmunológico, es porque se encuentra bajo el control del sistema nervioso; y, a su vez, el sistema nervioso está bajo el control de nuestros pensamientos. El descubrimiento de Ader llevó a la investigación de lo que resulta ser una infinidad de modos en que el sistema nervioso central y el sistema inmunológico se comunican, sendas biológicas que hacen que la mente, las emociones y el cuerpo no estén separados sino íntimamente interrelacionados. El sistema inmunológico es el cerebro del organismo.


Se ha demostrado con claridad que existe una conexión entre la mente y el cuerpo, y es la Psiconeuroendocrinoinmunología la que nos proporciona ahora algunas respuestas, ayudándonos a entender mejor cómo se transforman las emociones en sustancias químicas, moléculas de información que influyen en el sistema inmunológico y en otros mecanismos de curación del cuerpo. Algunos de los trabajos más interesantes en este campo se deben a la doctora Candace Pert, Directora del Departamento de Bioquímica Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. Entre las conclusiones más importantes que se desprenden de su trabajo podemos enunciar:

· La mente, las ideas y las emociones afectan a nuestras moléculas, a nuestra salud física. Las emociones son un puente no solo entre la mente y el cuerpo, sino también entre el mundo físico y el espiritual.

· Todas las moléculas poseen un aspecto vibracional y otro de partícula o fisiológico. Las moléculas de las emociones afectan a todas las células del cuerpo.

· Esas moléculas y las válvulas del corazón, los esfínteres del aparato digestivo, la propia digestión, está todo regido por las moléculas de emoción que tienen una acción física.

· El ser humano es su propio productor de drogas, que sólo tiene que volver a aprender a estimular sus drogas endógenas, según sus propias necesidades y deseos. La gama de drogas endógenas abarca desde estimulantes, antidepresivos, ansiolíticos, analgésicos, etc. Por lo tanto, se pueden estimular algunas sustancias específicas con ayuda de ciertos métodos personalizados y a través de estos estímulos es posible modificar el curso de nuestra biología. Cada uno de nosotros posee su propia farmacopea natural -la más fina droguería disponible al menor costo- para producir todas las drogas que necesitemos a fin de poner en marcha nuestro sistema cuerpo-mente, precisamente de la manera en que fue diseñado para funcionar durante siglos de evolución.


Examinar ideas, creencias y sentimientos resulta una experiencia de cambio de vida. Las neurociencias han dado origen al concepto de neuroplasticidad, que no es otra cosa que la habilidad natural del cerebro para formar nuevas conexiones. Cada vez que aprendemos y transitamos por experiencias nuevas, cientos de miles de neuronas se reorganizan. La ciencia empieza a entender que, además de permitir que el entorno modere nuestro cerebro, podemos crear conexiones en él, con solo enfocar nuestra atención en un pensamiento. En cada nueva experiencia, una nueva conexión sináptica se establece en nuestro cerebro con cada sensación, visión o sentimiento nunca antes explorado. Una nueva relación entre dos de las más de cien millones de células cerebrales se establece de manera inevitable, si la experiencia se repite en un lapso relativamente corto, dicha conexión se fortalece; si no lo hace en un largo período, la conexión se debilita o se pierde. La plasticidad del cerebro o la capacidad de cambiar su forma física constituye una de las propiedades mas asombrosas en el campo de la neurobiología.


Las emociones y los recuerdos de las experiencias están codificados en redes neuronales, y las redes neuronales están conectadas al hipotálamo. La buena noticia es que podemos salir de este circuito; todo lo que tenemos que hacer es activar nuevas redes y los químicos comenzarán a fluir internamente logrando el cambio que elegimos realizar. Todo cuanto sentimos y pensamos es el resultado de complejos procesos neurobioquímicos; los procesos emocionales, al igual que los cognitivos, pueden explicarse por el funcionamiento de hormonas y neuronas.

Muchos científicos han llegado a observar que son las emociones las que unen la mente y el cuerpo. Esta visión más holística complementa la visión reduccionista, expandiéndola en lugar de reemplazarla, y ofrece una nueva manera de pensar acerca de la salud y la enfermedad.



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